jueves, 18 de febrero de 2010

Richard Price, eliminar el azar de la realidad




El espacio CaixaFòrum acogió ayer en Barcelona la conferencia La nueva narrativa de las series de televisión, enmarcada en el ciclo Narrar en la era de la imagen. Durante una hora y media, el escritor Rodrigo Fresán y el guionista y también escritor Richard Price (cotizado guionista hollywoodiense y, entre otros, responsable de la serie televisiva The Wire) charlaron sobre las novedades narrativas que se practican en las series de televisión. Ah, no, disculpad. La charla debería haber tratado de eso, pero al final trató de otra cosa.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Cómo funciona Lost



Los fans de la serie no se cansan de preguntar si, en su sexta y última temporada, Lost va a ofrecernos las respuestas que durante tantos años nos han quitado el sueño. Yo creo que no. O más bien, creo que la pregunta no es pertinente.
Durante toda su emisión la serie se ha basado en una retorcida lógica según la cual los misterios planteados en el pasado pasaban a segundo plano, reemplazados por otros nuevos y más importantes. Aquí un ejemplo para ilustrarlo, sin spoilear.

  • Primera temporada: foto de un vaso de agua con una mosca flotando. 
  • Segunda temporada: la foto se amplía. Vemos una mano que antes no aparecía y que parece que va a coger -o tal vez acaba de dejar- el vaso con la mosca. 
  • Tercera temporada: la foto se amplía aún más. Vemos parte de la mesa, ahora con otros vasos y platos con carne y verduras y cerveza y vino, con ceniceros a medio llenar y sobre todo, con otras manos y otros brazos de otras personas. 
  • Cuarta temporada: la foto se amplía, una vez más, y vemos que la mesa está en un restaurante con otras mesas, con otros comensales con la corbata aflojada y las mejillas sonrosadas. 
  • Quinta temporada: con una foto que ya capta todo el local, vemos como al fondo hay una mujer vestida de novia que brinda y sonríe. También vemos al típico músico de bodas. 
  • Sexta temporada: la cámara sale fuera del local y vemos al novio sentado y fumando en la entrada del restaurante, que está en medio de un desierto.

Y ahora decidme: ¿a quién demonios le importa la mosca?

martes, 9 de febrero de 2010

Cruces en un desierto sin límites (2666, de Roberto Bolaño, dirigida por Àlex Rigola)


                                                                                                                                                                                          Foto de Ros Ribas

En el cuarto acto de la adaptación de Rigola del 2666 de Bolaño -La parte de los crímenes-, la acción transcurre en un desierto. En la parte izquierda, una chica muerta descansa sobre un plástico, empapada en su propia sangre y totalmente desnuda; su desnudez aún palpitante contrasta con los espinos áridos del páramo mexicano. Los investigadores y policías se mueven por este desierto doméstico mientras cuentan chistes machistas y parece que en ese paseo se trasladan a otros espacios, en algún momento incluso aparece el recuerdo de Klaus -sobrino de Archimboldi, o Hans Reiter- encarnado en persona, se sienta en una piedra y se reproduce un interrogatorio en una comisaría de policía. Como si ese desierto no tuviera límites y se prolongara más allá de Santa Teresa, más allá del DF, más allá de México.